domingo, 7 de agosto de 2016

“Nunca tuvimos una generación tan triste”


Augusto Cury

Augusto Cury, el famoso siquiatra que ha publicado libros en más de 70 países y da conferencias para multitudes en Brasil y fuera de allí, lanzó recientemente una versión para niños y adolescentes de su best seller Ansiedad- Como afrontar el Mal del Siglo. El autor conversó con la gente sobre el desafío de criar a los hijos hoy y no ahorra críticas a la manera como la familia y la escuela está educando a los pequeños. ¡Comprueba!

Exceso de estímulos

“Estamos asistiendo al asesinato colectivo de la infancia de los niños y de la juventud de los adolescentes en todo el mundo. Alteramos el ritmo de construcción de los pensamientos por medio del exceso de estímulos, sean regalos en todo momento, sea acceso a los smartphones, redes sociales, juegos de videojuegos o exceso de TV. Ellos están perdiendo las habilidades socio emocionales más importantes: colocarse en el lugar del otro, pensar antes de actuar, exponer y no imponer las ideas, aprender el arte de agradecer. Es necesario enseñarlos a proteger la emoción para que queden libres de trastornos síquicos. Ellos necesitan controlar los pensamientos para prevenir la ansiedad. Tener conciencia crítica y desarrollar la concentración. Aprender a no actuar por la reacción, según el esquema ‘doy, llevo’, y a desarrollar el altruismo y generosidad”.

Generación triste

 “Nunca tuvimos una generación tan triste, tan depresiva. Necesitamos enseñar a nuestros niños a hacer pausas y contemplar lo bello. Esta generación necesita muchísimo sentir placer: enviciamos a nuestros hijos y alumnos a recibir muchos estímulos para sentir migajas de placer. El resultado: son intolerantes y superficiales. El índice de suicidios ha aumentado. La familia necesita convencerse de que el consumo no hace a nadie feliz. Suplico a los padres: los adolescentes necesitan ser estimulados a aventurarse, a tener contacto con la naturaleza, encantarse con la astronomía, con los estímulos lentos, estables y profundos de la naturaleza que no son rápidos como las redes sociales”.

Dolor compartido

 “Es fundamental que los niños aprendan a elaborar las experiencias. Por ejemplo, ante una pérdida o dificultad, es necesario que lleven a cabo una asimilación profunda de lo que pasó y aprender de aquello. ¿Cómo ayudar en el proceso? Los padres necesitan hablar de sus lágrimas, sus dificultades, sus fracasos. En vez de eso, padre y madre dejan a los hijos con la tablet, el Smartphone, y los llevan a escuelas de tiempo integral. Padres que solo dan productos a sus hijos, pero son incapaces de transmitir su historia, transforman seres humanos en consumidores. Es necesario sentarse a conversar: ‘hijo, yo también fracasé, también pasé por dolores, también fui rechazado. Hubo momentos en que lloré’. Cuando los padres cruzan su mundo con el de los hijos, se forman archivos saludables poderosos en su mente, que yo llamo ventanas luz: memorias capaces de llevar a los niños y adolescentes a trabajar dolores pérdidas y frustraciones”.

Intimidad

“Padres que no cruzan su mundo con el de sus hijos y solo actúan como manuales de reglas y están preparados para lidiar con máquinas. Es necesario crear una intimidad real como los pequeños, una empatía verdadera. La familia no puede solamente criticar comportamientos, señalar faltas. Debe transmitirse emoción en la relación. Los padres deben ser los mejores juguetes de sus hijos. La nutrición emocional es importante aunque no se tenga tiempo, el tiempo necesita ser cualitativo. Quince minutos a la semana pueden valer por un año. Los padres tienen que ser maestros de la vida de los hijos. Las escuelas también necesitan cambiar. Son muy cartesianas, enseñan raciocinio y pensamiento lógico, pero se olvidan de las habilidades socio-emocionales”.
Más juego, menos información
 “El niño tiene que ser infancia. Necesita jugar, y no tener una agenda pre establecida todo el tiempo, con aulas variadas. Es importante que creen juegos, desarrollando la creatividad. Hoy, un niño de siete años tiene más información que un emperador romano. Son informaciones en desacuerdo con el conocimiento. Los padres pueden y deben imponer límites al tiempo que los hijos pasan frente a las televisiones. Sugiero dos horas al día. Si usted no pone límite, ellos van a desarrollar una emoción viciada, necesitando cada vez más para sentir menos: van a dejar de reflexionar, se interioriza, jugar y contemplar lo bello”.

¡Enhorabuena!

 “En vez de señalar faltas, los padres deben promover los aciertos. Todos los días, hijos y alumnos tienen pequeños aciertos y actitudes inteligentes. Padres que solo critican y maestros que solo controlan provocan timidez, inseguridad, dificultad en aprender. Los educadores necesitan ser carismáticos, promover a sus educandos. Así, el hijo y el alumno van a tener placer de recibir el elogio. Eso no tiene vuelta de hoja. El ser humano tiende a comportamientos errados y no tiene aseguradas características saludables.

Consejo final para los padres

 “Veo padres que reclaman de todo y de todos, no saben oír no, no saben trabajar las pérdidas. Son adultos,  con edad emocional no desarrollada. Para actuar como verdaderos maestros, padre y madre necesitan estar equilibrados emocionalmente. Deben apagar el móvil en el fin de semana y ser padres. Muchos están enviciados con el Smartphone, no consiguen desconectarse. ¿Cómo van a enseñar a sus hijos a hacer pausas y contemplar la vida? Si los adultos tienen lo que yo llamo el síndrome del pensamiento acelerado, que es vivir sin conseguir aquietar la mente, cómo van a ayudar a sus hijos a disminuir la ansiedad?”

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