sábado, 7 de mayo de 2016

Cada uno toma sus decisiones solo

Daniel Medina Sierra  


Haz el bien sin mirar a quien, eso dice la cita. Cuando intentas proteger a tus seres queridos, amigos... ¿Realmente es bueno evitar ciertas circunstancias que sin tu intervención no tendría remedio? No se sabe, si te enfrentas a los miedos, fantasmas, enemigos de otros ¿A caso favorece en algo a tu ser querido?

La experiencia, la mía, dicta parámetros de acción distintos. No puedes evitar el sufrimiento de todos, no puedes ni debes poner la mano a todo aquel que la pida ya que solo eres un hombre, limitado y con contradicciones.

No puedes ser la luz que a otros ilumine, no debes ser ejemplo de nadie. ¿Qué pasaría si tu luz se apagara, si fueses tú el perdedor, si por razonamiento algún día eres tú quien cae? Que todos los que pusieron su fe en ti dejarían de tenerla. Se esparcirían, buscarían otro salvador, otro líder; y qué sería de ti.

Cuando estás completamente solo llegas a muchas conclusiones muy curiosas. Una de las más importantes es ser feliz solo, sí solo. Lo que te preocupaba ya no es motivo de frustraciones y depresiones, los problemas no desaparecen, solo lo ves con otra perspectiva.

La ayuda a los demás y la escasa gratitud y ejemplo, ya no te frustas ni te desanima, estas fuerte por dentro, estás seguro que tus cimientos son más firmes.

Pero esto, precisamente, despierta la curiosidad de muchos, que buscan la luz para arrebatársela, personas que quieren sentirse como tú, quieren saber y llegar a las mismas conclusiones que tú; eso sí, sin pasar por todos esos malos momentos que han hecho de ti lo que eres hoy. ¿Quien no firmaría eso? Experiencias con final feliz, consuelo sin desconsuelo, independencia sin pasar por la dependencia...

¡Vaya chollo! Todo es relativo porque nada es imposible, malos que acaban siendo buenos y buenos que acaban siendo malos.
Dos individuos en las mismas circunstancias actúan de distinta forma. Dos personas son víctimas de la violencia, uno crece e imita a su maltratador, el otro en cambio es sensible al sufrimiento ajeno.


La decisión que tomemos es libre, esto no se adquiere acercándote a las víctimas, la experiencia es única y si intervienes en la vida de otros, no te quepa la menor duda de que algo mal estás haciendo ya que no es sano ni bueno ser el faro de todos los barcos que se acerquen a tu costa.

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