martes, 31 de marzo de 2015

La esperanza confía, la paciencia desafía


José Luís Nunes Martins
https://www.facebook.com/jlmartins/posts/10203803519275993:0
28 de março de 2015 


                                                            Ilustração de Carlos Ribeiro

La esperanza es la confianza en que el deseo de un bien futuro se realizará. La paciencia es la capacidad de sufrir los fracasos y los males de la existencia, sin caer en la desesperación.

La esperanza confía en el bien, la paciencia desafía el mal.

La vida de cada uno de nosotros está llena de promesas. Casi siempre es necesario esperar. A veces mucho. Y si hay promesas que son meras ilusiones, otras serán realidad pero sólo para quien sabe esperar.

El que es paciente soporta las imperfecciones, las suyas, las de los otros y las del mundo… sin grandes quejas. La paciencia es un coraje que, sin prisas o inquietudes, se hace mayor que las desesperaciones y angustias.

Esperanza y paciencia son elecciones. No se nace así.

La esperanza se pone siempre en algo que no depende sólo de la voluntad de quien espera, sino de un conjunto grande de circunstancias y voluntades ajenas. De ahí que la humildad sea esencial, en el sentido de comprender que es mucho lo que nos sobrepasa, y que, al final, todo cuanto podemos hacer es esperar pacientemente por lo que no depende de nosotros… mientras vamos haciendo nuestra parte.

En esta vida nuestra limitada, donde casi todo es pasajero y provisional, hay quien pasa mucho de su tiempo navegando por los mares del sufrimiento… la paciencia es la fuerza que nos permite sufrir y soportar casi todo sin precipitarnos en el desistimiento de lo que somos, como si la existencia no tuviese sentido.

La esperanza nace de una sabiduría que permite ver más allá de las tristezas y tragedias, orientándonos  más allá de nuestros límites y fracasos. Hay una distancia enorme entre lo que somos y lo que podemos ser. El futuro que se espera ilumina las decisiones del presente. Sólo quien sabe del mañana puede construir el camino de aquí para allá.

Somos limitados y debemos aceptarnos como tales, a nosotros, a los otros y al mundo. Sin grandes quejas. No puedo nunca aproximarme al corazón de alguien, sin antes aceptar sus limitaciones. Sin antes aceptarlo así… tal como es… Debemos corregirnos para inspirar a otros a hacerlo también. Siempre con la paciencia de sonreír, a pesar de todo… siendo perfectos, dentro de nuestras limitaciones.

Paciencia y esperanza se comparten. Hay quien, más que ver las heridas del otro, las siente como suyas, sufriéndolas. Hay también quien, con su forma entera de sufrir y de ser, soporta las adversidades sin desanimarse y nos da, así, señal y prueba de una fuerza que también nosotros podemos tener y ser.

El presentimiento y la desesperación, movidos por el miedo, hacen imposible cualquier alegría, presente o futura. Sencillamente, una esperanza  es cuanto basta para iluminar y olvidar una noche entera, por más larga y fría que sea, sin perdernos… pero siempre sin certezas, porque nuestra vida es siempre incierta… siempre… para lo mejor y para lo peor.

El que es paciente no afronta vida escondido. Sufre sin dejar de estar entero… en una vida entera… que no va a acabar.

La paciencia no es sólo una forma de resistir, es también una fuerza que se opone a lo que me intenta destruir. No hay nada que hacer. Es sufrir a fin de ser feliz.

La esperanza no es sólo una certeza que me consuela, es también una llama que me estimula e incentiva. No es quedarse a la espera. Es hacer lo que se espera.

La esperanza y la paciencia son áncoras que me garantizan que, a pesar de los dolores, superficialidades y desasosiegos, hay una tierra firme… en esta tierra construiré mi casa… y en esa casa va a latir mi corazón.


Porque mucho más allá de toda esperanza razonable hay un infinito que, de forma paciente, nos llama y espera por nosotros.

domingo, 29 de marzo de 2015

"Aplaudimos fuerte"."Está haciendo mucho por nosotros"


Otras dos noticias que hablan por sí solas, son hechos, no teorías. Generalmente cuando leemos o escuchamos una noticia así se nos llena la boca de alabanzas al protagonista, y a continuación empezamos a decir que si los curas no hacen lo mismo, que si estos o los otros… todos menos nosotros, que somos muy capaces de entender la noticia, pero…

Kristoph, un sin techo: «Estábamos en la Capilla Sixtina, se abrió una puerta y salió el Papa» Kristoph es uno de los sin techo que ‘vive’ en el pórtico de Vía de la Conciliación donde está la Oficina de prensa de la Santa Sede. 

Tiene 51 años y es de origen polaco. Trabajó por 20 años por la calle “hasta que me echaron”. Está separado y tiene un hijo de 23 años, y ahora desde hace unos siete meses tiene su ‘sitio’ cerca de la plaza de San Pedro. 

Él junto con sus amigos estaban en el grupo de los 150 sin techo que visitaron los Museos Vaticanos, invitados por la Limosnería apostólica, y que por sorpresa pudieron saludar al papa Francisco.

“Una experiencia que me llevaré hasta los últimos días de mi vida” cuenta a ZENIT.

Los ojos de Kristoph transmiten alegría al recordar el instante del encuentro con el Papa. “Hemos estado mucho tiempo en los Museos… ¡Son muy muy bonitos! Al final fuimos a la Capilla Sixtina y nos han dicho que nos sentáramos. Pensábamos que quizá hacíamos una misa, una oración, algo así… Sin embargo, don Corrado (el limosnero) salió de la puerta de atrás y cerca de él el Papa”.

Y prosigue: “Aplaudimos fuerte. Él nos saludó y nosotros le dimos las gracias. Después rezamos el Padre Nuestro. El Papa incluso se hizo fotografías con nosotros.Fueron muchas fotografías y don Corrados nos ha prometido que nos las traerá. Después el Papa pasó saludando a cada uno. Nos dio la mano a los 150. ¿Se da cuenta? Madre mía…”

…: “también se me cayeron algunas lágrimas. También mis amigos lloraron, aunque ahora se hacen los duros… Lloré porque sé que soy afortunado…

…“el Papa Francisco nos quiere”. Y añade: “Está haciendo mucho por nosotros: las duchas, la barbería, los paraguas, los museos… 




Papa Francisco saluda a 150 sintecho en la Capilla Sixtina: Esta también es su casa
VATICANO, 27 Mar. 15 / 11:15 am (ACI/EWTN Noticias).- En la tarde del jueves en Roma, 150 ‘sintecho’ visitaron los Museos Vaticanos y pudieron admirar la Capilla Sixtina que contiene los frescos del Juicio Final de Miguel Ángel.
La Limosnería Apostólica es la Oficina de la Santa Sede que tiene la tarea de practicar la caridad a favor de los pobres en nombre del Santo Padre. El primer Papa en organizar la Limosnería Apostólica fue el Beato Gregorio X (1271-1276) el cual estableció sus atribuciones. También Alejandro V con una Bula de 1409 reguló las formalidades y normas de la Limosnería, que siempre ha llevado a cabo sus actividades gracias a los esfuerzos continuos de los Romanos Pontífices.


sábado, 28 de marzo de 2015

Dos noticias que dicen mucho

Dos noticias que merecen la pena, y yo sospecho que tienen más trascendencia en los que están fuera de la Iglesia que dentro de la Iglesia misma.

Sólo quiero destacarlas como voluntario de cáritas, ya que me parecen dos extraordinarias lecciones del Papa Francisco, que nos dicen cómo tenemos que actuar, y todo lo que podemos compartir también, que es más que alimentos. No hay mucho tiempo para actuar, estos tiempos son ya el preámbulo de una época dura, y oscura, una época de prueba, sin duda, por eso el Papa hace lo que siente, sin convencionalismos.

Mejor que vender los bienes de la Iglesia, como tantas veces  reclaman algunos,  que no darían ni para un día ni llegarían para todos por igual, ni sería justo porque solo beneficiaría a los de ahora… es ofrecerlos a la vista de todos, es compartir toda la belleza de la iglesia, su arte acumulado de siglos, que expresa su mensaje eterno y universal, en todas las épocas y culturas.

Todo lo mejor de nosotros, individual y colectivamente,  debe ser para Dios., y cada uno tiene su forma de ofrecérselo, sea el arte, sea la pobreza… y si son para Dios entonces tenemos que compartirlos todos con todos.

INICIATIVA DEL PAPA

Personas sin hogar reparten evangelios de bolsillo entre los fieles en la Plaza de San Pedro

Después de la oración del ángelus dominical, el papa Francisco regaló un evangelio a cada uno de los presentes, los cuales fueron distribuidos por personas «sin hogar»: «Ahora, repetiremos un gesto que ha hicimos el año pasado. Según una antigua tradición de la Iglesia se entrega en la Cuaresma, el evangelio a quienes se preparan al bautismo. Así hoy les ofrezco a quienes están en la plaza, un regalo: un evangelio de bolsillo».

Los Museos Vaticanos abren sus puertas a las personas sin hogar en una iniciativa promovida por la Oficina de Caridades Papales.








http://www.infovaticana.com/2015/03/25/150-indigentes-de-visita-en-los-museos-vaticanos/
El próximo jueves día 26, 150 personas que no tienen más hogar que las calles de Roma participarán en una visita guiada a través de los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina.
Los visitantes también realizarán un recorrido privilegiado antes de entrar a los museos. Este itinerario les llevará por la Casa de Santa Marta, detrás de la Basílica de San Pedro, a través de la Piazza della Zecca, la ruta principal de los jardines y la Cancello di Gregogio.
De esta forma se pretende que aquellos que no podrían pagar una entrada a estos emblemáticos lugares puedan también disfrutar de su belleza, al menos durante unas horas. El tour, guiado por el limosnero de Su Santidad, culminará con una cena que se ofrecerá a estas personas sin hogar en el restaurante de los Museos Vaticanos.
Una iniciativa muy distinta a la que se llevo a cabo en octubre de este año, cuando la Capilla Sixtina fue alquilada y se convirtió en el lugar de reunión de unos pocos privilegiados que acudieron a un evento del Porsche Travel Club. En esta ocasión, serán las personas sin hogar quienes podrán contemplar los famosos frescos de Miguel Ángel y rezar en la capilla en la que han sido elegidos los sucesores de Pedro.

martes, 24 de marzo de 2015

Nos hemos complicado mucho la vida hoy...


Inteligencia natural

Tiene una inteligencia natural para saber cuando es necesario. En su interior bulle incesante un deseo de superación, una búsqueda de algo mejor, hacer realidad toda aquella vida feliz que él imaginaba en los demás, cuando vivía sometido a aquella cadena de adversidades, cuidando, a pesar de ser niño, de toda la familia. Hoy vino porque sabía que iba a faltar un voluntario, y  otro no estaba muy bien, así que haría falta alguien allí para hacer y servir el café.

Soledad.

Es el segundo día que lo veía por la oficina, y comencé a hablar con él. Es un hombre de cierta edad, y no se le apreciaba ninguna huella en el rostro, ni en el cuerpo, ni en su aspecto en general, de las que provoca la vida sin techo ni hogar. A penas le podía oír, pues hablaba, más con la mirada que con su palabras casi imperceptibles, esperando una reacción acogedora. Era tanto el dolor, y el aturdimiento producido por el miedo a la situación en que se encontraba. Había pasado en unas horas de vivir en su casa a dormir en un albergue. Un albergue, me dice, no es el mejor lugar ni el ambiente adecuado para una persona en su situación.


Es pensionista, a punto de jubilarse. Y ahora estrena un nuevo estado: separado. No es una edad muy adecuada para empezar de nuevo y solo. Pero ha tenido que venir lejos de donde vivía, al primer albergue donde le ofrecieron una plaza, para afrontar mejor la soledad, sin tener que ver los mismos rostros, sin tener que dar explicaciones.

Ambos estábamos de acuerdo: Nos hemos complicado mucho la vida hoy.

lunes, 23 de marzo de 2015

Cada vida importa



Cada vida importa. Y la importancia de una madre es enorme, fundamental; del ejercicio de su libertad depende que  nazca o no, un hijo. Lo dicen algunas de una manera brutal y primaria: “nosotras parimos, nosotras decidimos”, sin darse cuenta de que con ello quieren decir, efectivamente, que son tan importantes, que el creador se vale de ellas para llevar a cabo la tarea más preciosa: dar la vida a los hombres y amarlos con amor de madre, dispuesta a dar la vida si fuera preciso por el fruto de su vientre. Interrumpir la cadena de la vida provoca un trauma del que ella es también víctima, y lo es doblemente, por ella y por el fruto malogrado, de su vientre. Somos seres creados para vivir.

Cada vida importa. Dios nos pone en el camino, y en el camino tenemos las oportunidades  de demostrar cuanto nos importa, la propia vida y la de los otros, por medio de los encuentros. Y en todos los encuentros está Él, aunque no lo veamos, hasta que Él quiera, hasta que en algún encuentro las circunstancias sean tan adversas, que no nos quede otra salida que implorar que se produzca; o bien quiera reglarnos esa dicha como un puro don.


Es en los encuentros donde encontramos el sentido de nuestra vida, y según sea nuestra actitud así será nuestra vida, si los acogemos será dichosa, aunque a veces no resulte fácil y nos exija más empeño, pero si pasamos de largo nuestra vida se irá vaciando de contenido y de sentido, y puede llegar el momento en que sólo nos quedemos con nuestro egoísmo, y entonces la vida se hará insoportable, un infierno, solemos decir.

Podemos adoptar a nuestra vida las vidas que queramos, o mejor, las que juzguemos  que necesitan un empujoncito. No es muy difícil saber cuando es necesario, ni cuando es el momento oportuno, pues a menudo lo comentamos con otros, a  espaldas del interesado: “si fulanito tuviera esto o lo otro”; “si conociera…”; “si supiera…”; “si alguien le echara una mano…”

Pues si conseguimos que desaparezcan de los comentarios y los chismes el condicional: fulanito “disfruta de esto o lo otro”, “tiene muchos amigos”…, entonces la vida se llena de sentido, porque cada uno ha encontrado su camino que le lleva a ese mundo maravilloso donde todo se comparte, ya no hay retrocesos, fallos ni malos entendidos. Hemos llegado a la luz de la Verdad, que sólo produce belleza y permite conocer, ver y disfrutar de lo creado  en su plenitud.

sábado, 21 de marzo de 2015

Un grito contenido, justificado, con permiso...

Reflexiones publicadas en facebook por D.M.S.

Yo siempre fui pobre. Desde que tengo uso de razón fuimos una familia pobre, pobre económicamente, pobre intelectualmente, pobre de alma y de razón. Es muy difícil desarrollarte en todos estos sentidos con semejante panorama pero se puede.

No es que reniegue de mi familia es que no tuvimos la oportunidad de desarrollarnos pues en esos tiempos y en el contexto político y social de finales de los 70 y los 80 aún pervivía, muy  arraigadamente, la sombra del franquismo. Era, por así decirlo, una pobreza distinta, más generalizada, era "normal" que los niños no fueran a la escuela, que sólo unos tuvieran el privilegio de estudiar y otros no.

Recogíamos la comida en la iglesia de San Francisco, los reyes...
Nos buscábamos la vida pidiendo pan duro para los animales de las huertas, vendiendo pañuelos, buscando chatarra... No son recuerdos gratos, no es vida para un niño…

Hoy nos encontramos con …Una generación de trabajadores con poca cualificación…miedo a reclamar, miedo al funcionariado, al que deberíamos exigirle que hagan adecuadamente su trabajo, miedo a protestar en público, miedo en definitiva. Si supierais el daño que hacemos, que nos ha hecho las casta política y nosotros mismos... Como dice el refrán: Otro gallo nos cantaría.

…Somos masa de carne y hueso sin consciencia, sin criterio, sin voluntad, con miedo a que nos toque a nosotros. Yo no se que va a pasar con tanto revuelo, parados, pensionistas acudiendo a los comedores sociales, niños en situación de vulnerabilidad. No lo se, pero sé que ningún grupo político nos va a rescatar a nosotros; ellos rescatan bancos con nuestros impuestos, rescatan empresas las mismas que nos explotan y se llevan el capital a paraísos fiscales, a su vez empresas y bancos los financia a ellos eso sí, a costa del pobre trabajador. Nosotros mientras tanto protestamos en privado, nos quejamos delante de la televisión pero bien sentados en el sofá; nos dejamos llevar por las promesas hipócritas de algunos grupos políticos sin tener idea de lo que estamos pasando como un loro al que le enseñas cuatros frases y cree que esta manteniendo una conversación inteligente. No nos engañemos estamos jodidos porque nos hemos jodido nosotros mismos y hemos dejado que otros lo hagan con nosotros.
Con los 50 céntimos que me quedan y en vista de que no tengo que digamos mucha vida social en estas redes, voy a explicar un poco el tema. Me han llamado del tema de la hipoteca pero no se puede hacer nada ya que mi ex mujer tiene que asistir y es imposible, es más, si se llegara a enterar que me echan a la calle hace una fiesta. Lo único que puedo hacer es pedir un abogado de oficio pero de antemano esta perdido. Solo podemos ganar tiempo. Así las cosas mis posibilidades de salir dignamente de esta son nulas. Estoy tan cansado de sufrir que no se ni como tirar hacia adelante y me duele más de lo que os imagináis haceros daño. Quiero estar solo unos días sin consejos, sin apoyo. Solo quiero desconectar un poco de todo, es que no puedo más vivir para sufrir, vivir sin sentirte bien contigo mismo, vivir sin amar NO ES VIDA. Los ejemplos de otras personas no sirven, me van a sacrificar, y ojo, yo no tengo miedo a estos jueces ni bancos ni abogados tengo miedo a volver a morir de pena por mí y por el sufrimiento que os estoy dando. Lo hice sin pensar ¡QUIERO SER FELIZ JODER! he luchado mucho para "intentar ser un poco mejor persona" y a cambio me están destrozando lo poco que puede reconstruir un corazón destrozado. No soy un ser humano, no tengo derecho a vivir, a sonreír sin hacer el papel de que estoy bien ¿ que hice mal?

No soy un mierdas al que hay que tratar como un despojo. Como vive alguien que quiere amar, contribuir al mundo y por más que miro al cielo e intento que me de una mínima respuesta Dios es sordo, mudo. Lo siento pero es lo que hoy día pienso, no quiero pena, no quiero empatía, al final sólo quedo yo y un montón de romanos no  matándome por fuera sino por dentro. Valientes reflexiones que estoy dejando. Al final os he fallado pero peor que eso me he fallado a mí mismo. Yo solo entiendo una sola forma de vivir, querer a los que me quieren, disfrutar de su compañía, hablar de todo menos de las mierdas de siempre pobreza, pobreza y más pobreza ¿ y donde dejamos el amor hacia los demás?¿ donde dejamos la dignidad de las personas? ¿donde dejamos los sueños rotos?¿ quien soy y en que me he convertido? DONDE COÑO ESTAS DIOS CUANDO SE TE NECESITA

A lo mejor pensáis que no he luchado lo suficiente pero lidiar con un padre maltratado una madre que solo me usó como enfermero, unos hermanos que me trataban como una mierda y que si me veían por la calle me esquivaban, una escuela que su manera de enseñar era a palos. Lo vuelvo a repetir no quiero penas ni lastima, solo me siento orgulloso de no ser como ellos. Pero en estos 40 años no he cosechado nada más que un sentimiento de asco hacia mi mismo y hacia la sociedad, claro esta con sus excepciones. No se que más deciros. Siento soltar todas estas cosas, no me hagáis mucho caso solo estoy bajo de ánimo. Un abrazo muy fuerte a todos los de Cáritas y no asustaros que no voy a hacer nada malo. Por cierto, si en alguna ocasión os he dicho que os quiero es verdad



viernes, 20 de marzo de 2015

"Sociedad virtual" frente a ciudad de Dios



Más perdidos que Pulgarcito. En un exceso de confianza en nosotros mismos, nos hemos
olvidado de ir soltando miguitas de pan, piedrecitas o un hilo que nos permitiera el regreso al hogar, a los principios, y así poder regresar de la peligrosa aventura tras el progreso, conducidos por el alegre y embaucador Flautista de Hamelin.

Ahora, como niños incautos, estamos encerrados en la cueva, sin protección y desorientados, mientras el Flautista reclama su recompensa, según lo estipulado en el contrato. Los poderosos, dueños del progreso y del capital,  hacen ahora oídos sordos, no quieren asumir su responsabilidad. El progreso ha cobrado vida propia, cual monstruo infernal que se traga todo y a todos, empezando por los inocentes niños, solos y abandonados a su suerte en la cueva, esparciendo así una sombra de tristeza en muchos hogares, pueblos y ciudades, que impide ver la salida hacia un futuro más amable.

Ahí andamos, envueltos en las redes de una complicada sociedad virtual, encantados con la sensación de manipular la realidad a nuestro antojo,  sintiéndonos así autónomos, felices. Tanto que algunos pueden llegar a sentirse como diosecillos, imitando a los dioses de las mitologías paganas de la antigüedad, que se entretenían complicándoles la vida a los seres humanos, y poniéndoles toda clase de obstáculos para que nunca consiguieran su propósito: ser como dioses, y habitar en el Olimpo.

La mitología, los cuentos antiguos y clásicos, incluso la religión, se han ido retirando de las materias obligatorias o de libre elección en centros educativos, de la cultura en general, porque son alienantes, y provocaban miedos y traumas infantiles… Aunque más bien nos defendían de nosotros mismos, del orgullo, de la avaricia, de la crueldad… Ahora, con la realidad virtual  no hay quien ponga límite a la imaginación, todo se crea y se destruye en un abrir y cerrar de ojos, con tocar un botón conseguimos verdaderas proezas…

En fin, que hemos cometido una imprudencia fatal, hemos dejado de poner pistas para encontrar el camino de regreso de nuestras aventuras exploradoras, unas porque se encontraban en vía muerta y otras eran demasiado peligrosas. Ahora estamos a merced de la  impiedad más amenazadora, no tenemos que ir a lugares lejanos para encontrarnos con los monstruos temibles que nos atacan sin motivo, sólo porque son por naturaleza devoradores de hombres imprudentes, osados, que se han olvidado de su débil naturaleza.
Al romper el vínculo con el creador, hemos creído que se puede eliminar la libertad  de elección entre el bien y el mal, que todo nos está permitido;  así, ya no tenemos que dar cuenta de nuestros actos, ni somos responsables ante nadie, ni siquiera ante nuestro Padre, que nos dio el ser…  Por eso cada vez nos cuesta más elegir lo que en verdad más nos conviene a nosotros y también a los demás.

 En cambio, siguiendo la senda del Creador, entonces no temes avanzar, porque contigo van su vara y su cayado que te libran del temor irracional, “virtual”, y del cansancio, y en verdes praderas te hace recostar;  te conduce hacia fuentes tranquilas,  prepara una mesa y repara tus fuerzas. Te conduce por el sendero justo, por el honor de su nombre,  su bondad y su misericordia te acompañarán todos los días de tu vida.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Una familia rota, otra empresa quebrada.



Llega un momento en una vida, algo parecida a la del santo Job, en que, menos paciente que el santo,  te dan ganas de parar el tiempo, bajarte, y… aparecer en otro sitio, muy diferente, sin sufrir ni un ápice, donde todo sea nuevo y no conozcas a nadie  ni nadie te reconozca. Sólo así, parece posible una vida diferente, feliz.

Una familia rota es otra empresa más en ruinas. Hoy nos despertamos con la noticia del aumento de divorcios en un 6%. Explicación, un signo más de que estamos saliendo de la crisis... ¿Pero de qué crisis hablamos, entonces? Muchos, no son capaces de pensar más allá de sus deseos, por eso es una sociedad tan poco creativa, tan poco generosa, sin tiempo para los demás por puro ejercicio de humanidad. Y por eso la criticamos y denostamos, como si la sociedad no fuera cosa de todos.

Familias divididas y enfrentadas hacen una sociedad dividida y enfrentada. Es una lucha enfermiza por la supervivencia, la culpa de la infelicidad propia la tiene aquella persona a la que me entregué hace días,  meses, algunos años, o el niño que me pide una dedicación completa… La verdad, no sé como se puede recomponer esta sociedad, antes de que el batacazo sea irreversible, pues huele a final de etapa, o  sea un final muy selectivo como aquel que provocaba la bomba H, que sólo mataba los seres vivos y respetaba lo demás… creo que algo así se temía hace unos años, ya que los destrozos de la bomba atómica eran totales y poco económicos…

También es cierto que, este descontento, provoca la reacción de personas y grupos humanos que se rebelan contra la indiferencia y sacan a la luz las miserias de esta sociedad, y tratan de vivir con entrega y alegría su fe. Tratan de evitar  una catástrofe de dimensiones planetarias, o quizá universales.

Es una crisis  de proporciones inabarcables, pero lo es más aún porque se ha instalado en el interior de muchas personas, y no saben qué hacer, como evitar su propio fracaso, y tampoco encuentran un camino despejado, ni siquiera un estrecha senda, abierta por alguien que le precede y ha sido capaz de abrirse camino entre tanta maleza como crece en todas direcciones.

El remedio sale de dentro y viene de fuera, este mundo tiene que ser reflejo de otro mundo, revelado, imaginado, prometido a todos los hombres de buena voluntad, donde reina la paz, la justicia, el amor. Sólo sirviendo cada uno a sus mejores deseos y pensamientos, y siendo capaz de compartirlos con los que le rodean, se podrá empezar a reconstruir la sociedad que todos queremos, y en la que quepamos todos.

Aunque también hace falta valor para renunciar a la comodidad o la conveniencia ante cada elección, y mucha humildad para rectificar ante el error. No nacemos sabiendo, aprendemos de los demás, lo bueno y lo malo, primero en familia, después en sociedad. 




lunes, 16 de marzo de 2015

El disparate no es un derecho


14 de março de 2015 


                                                        Ilustração de Carlos Ribeiro

Cuando decidimos hacer un disparate, utilizamos un argumento tan fuerte como errado para justificar el mal que estamos a punto de realizar: ¡Tenemos  derecho a hacerlo!

En base a esa noción distorsionada de la justicia es como, tantas veces, nos colocamos por encima de otros y de la moralidad que defendemos para todos – los demás. Nos creemos más que los demás o que, por lo menos, somos la excepción a la regla.

A veces, nos sentimos cansados y agraviados; otras, creemos que, si escogemos un mal menor en vez de un mal mayor, estaremos escogiendo bien… pero, claro, no es por no ser la peor de las opciones por lo que deja de ser una mala elección.

Después de cometer el primer disparate, muchas personas, al darse cuenta del error, lo repiten. De esta forma intentan diluirlo u olvidarlo… hasta que al final de una serie de absurdos… se dan cuenta que lo más difícil, y lo mejor, habría sido evitar caer la primera vez.

Es importante que consigamos entender bien la inteligencia de las tentaciones, la forma como se presentan a fin de conseguir lo más mediocre que hay en nosotros… no, no pretenden de nosotros el mal supremo… sólo la mediocridad más vulgar y rastrera, la insignificancia… que seamos solamente nada, nada más.

La tentación de poder nos llevar a considerar que debemos hacer todo cuanto podemos… a fin de desarrollar nuestra libertad. Ahora bien, en verdad, nuestros valores y principios apuntan en una línea que no se debe cruzar. Pero, que seremos tanto más libres cuanto más fuertes seamos en el cumplimiento de lo que es acertado.

El fin último de todos los egoísmos es la soledad absoluta.

Si me creo más que los otros, aún quedo más solo.

Todos cometemos errores, pero ninguno tiene derecho a justificar sus faltas con las ajenas… no hay faltas justas.

En tiempos de fragilidad, nos tranquiliza la idea de que, en medio de tanto mal, podemos hacer una u otra cosa que, no siendo acertada ni mucho menos, por lo menos nos aliviará un poco la presión… y nos dará la paz que tanto queremos…
Pero nunca tenemos derecho a hacer mal a nadie… ni siquiera a nosotros mismos.

Por más profundo e inmenso que sea nuestro sufrimiento, por más confusa y extraña que sea nuestra situación en la vida, no tenemos derecho a escoger el mal. Sí, tenemos ese poder… pero nuestro deber es otro: ser cada vez mejores. Siempre. Cada día. En cada decisión… sin excepción.

No soy más que nadie, ni, por eso, estoy por encima de la moralidad por la cual evalúo a los demás. Si una acción es un disparate, entonces lo es siempre, lo mismo cuando yo soy el autor.


 (esta é a 200ª crónica!!)

viernes, 13 de marzo de 2015

Yo no sé cómo sucede…



A veces uno se pregunta por qué pasan las cosas, sean estas buenas o malas. Hoy toca hablar de las buenas, dentro de lo que cabe, aunque, ¿quién sabe? ¿por qué no pueden ser los primeros pasos que, de forma más amable, conducen a una vida digna, normal?

Una persona que iba hacia abajo, tan abajo que quiso ir bajo tierra, despertó. Aturdida, varios días, bajo los efectos del tremendo shock, y deslumbrada al ver de nuevo la luz, hasta recuperar el control del tiempo y, con él, el de su propia vida. Se alimenta básicamente del aire que respira y del agua clara que limpia y arrastra las adherencias nocivas de la vida pasada. Pero ya no hay marcha atrás, ahora sólo hay, gracias a Dios,  un camino hacia adelante, con un porvenir todavía por descubrir, pero sostenido por la confianza y protegido contra los retrocesos, tras ese criminal hartazgo de adversidades.

Yo no sé cómo sucede, pero la alarma ha provocado  una serie de corrientes benéficas que, sin duda le harán más fácil el camino nuevo. “En la desesperación Te invoqué y Tú me escuchaste, y colocaste tus peones al servicio de tu protegido”. Porque siendo bueno e inocente, había sufrido demasiado, y no encontraba la manera de empujar tanto cascote como le había caído encima, y de dejar de gritar socorro.

Estas cosas ocurren. Para unos son casualidades, y no se preocupan de pedir con humildad ayuda, y no les merece la pena esforzarse demasiado; por eso ocurren o no ocurren. Otros en cambio, piden con humildad, y no se cansan de luchar, y no saben cómo, pero un día sucede algo extraordinario. Tampoco les cuesta reconocerlo, y entonces sí que ha cambiado su vida de verdad, entra en otra dimensión, donde no hay límites, donde todo es posible, y nunca estará solo.

lunes, 9 de marzo de 2015

Dar lo que tenemos es poco

https://www.facebook.com/jlmartins/posts/10203680354996963:0
7 de março de 2015


                                                       Ilustração de Carlos Ribeiro

Quien sólo da lo que tiene da siempre poco. Cada uno de nosotros es mucho más de aquello que posee. Así, más que dar lo que tenemos, debemos dar lo que somos.

Quien da lo que es irradia el bien de su existencia, se siembra como bondad…  se hace más y mejor.

Habrá quien lo tenga todo y no sea nada. Creyendo que su valor está en lo que posee, exhibe sus bienes como si fuesen condecoraciones… despreciando no sólo lo que es, sino, y aún más importante, lo que podría ser.

En cuanto a las cosas materiales, será mejor merecer lo que no se tiene que tener lo que no se merece… así como es preferible ser acreedor que deudor.

Nunca el bien depende de lo que no depende de nosotros.

Hoy se confunden deseos con necesidades. En verdad, no son siquiera comparables, en la medida en que los deseos buscan una satisfacción inalcanzable. Pues, así que se sacia un deseo, luego otro, mayor, toma su lugar. Son voluntades extrañas a nuestra paz y capaces de alimentar contra nosotros una guerra sin fin. Es importante que atendamos  nuestras verdaderas carencias, pero con el cuidado de apartar de ahí todos los deseos que quieren pasar por ellas.

Viviendo con lo esencial, sobrará suficiente para atender a las privaciones de los otros. Pero, preguntarán algunos, ¿no se deberá guardar para lo que podamos necesitar mañana? No. El mañana traerá más y nuevas necesidades, pero, de la misma forma, también nos hará llegar  más y mejores formas de superarlas… ¿Y  quién puede garantizar que mañana estará por aquí?

Sólo quien confía se da, dando todo, porque su esperanza es mayor que sus miedos. Sólo quien cree construye el mañana como un tiempo mejor. Haciendo de su presente un presente (don) en la vida de los otros.

Algunos dan poco de lo mucho que tienen y, aún así, esperan que todo les sea retribuido, de cualquier forma… una sonrisa, un ‘gracias’, o hasta un recuerdo por mucho tiempo. Pero quien espera algo de la limosna que da, está haciendo un trueque, no dando. Tiene una necesidad que no se agotará nunca a través del dinero o de algo que sea material… sólo la atención que se consigue de forma gratuita puede superar el hambre de quien necesita de atención.

Los verdaderos sentimientos no se compran ni se cambian. Se dan y… se aceptan.

Otros dan lo poco que tienen. Confían… en ellos mismos y no en otro (cada uno de nosotros), creen igualmente que somos buenos y que les ayudaremos cuando lo necesiten. Por eso dan, por eso se dan… por eso son buenos.

Es necesario un coraje enorme para pedir, para recibir, para aceptar y… para vivir así… confiando en la vida.

No es fácil darse. A veces, doy. Mucho. La indiferencia es, muchas veces, la respuesta; de forma tan precisa como eficaz, aquellos que con los brazos abiertos ofrecen su corazón y su abrazo… habrá siempre quien se sienta ofendido pues, de esa forma. Su mediocridad se vuelve evidente, porque, ser mejor es al final… posible.

Siempre es bueno dar, mejor aún si fuese antes de que alguien límpida. Al final, queramos o no, llegará el día en que todo cuanto tenemos tendrá que ser dado.

Lo que soy y puedo ser depende sólo de mis acciones.

Existe un infinito de sueños que se extiende delante de mí… a la espera de que yo sea capaz de escoger, construir o recorrer los caminos que llevaron a lo mejor de mi. Esa es mi misión. Dar al mundo lo mejor que soy.


Al final, lo mejor de mí no es para mí.

lunes, 2 de marzo de 2015

¡¡¡ D e s a h u c i o !!!



Por detrás del rostro del Señor está el rostro de todos los hombres desfigurados, heridos, deficientes, dolientes. “Ecce Homo”, aquí tenéis al Hombre, que da la dignidad a todo hombre. Es sello de alianza entre Dios y los hombres: Quien azota al hombre, azota a Dios! (Via-sacra paracrentes e não crentes, J. Nunes Martins, P. Pereira da Silva, Francisco Gomes.)

No pensaba que volvería a vivir una situación así. Había olvidado, para poder vivir con la mayor ilusión posible, sin condicionamientos, la vida que continua su curso, y que cuenta con la mejor voluntad de todos para seguir mejorando y progresando en busca de la felicidad duradera.

Hoy ha vuelto a suceder. Y no puedo aceptar que quiera dejarlo todo, por ínfimo que le parezca, en soledad y aislamiento. He vuelto a fracasar, es un pensamiento que me asalta ahora, o quizá es más el deseo espontáneo de quitarle a él gran parte de su responsabilidad.

Ha sido de repente, aunque podía suceder en cualquier momento. Como en esas enfermedades terminales a las que el enfermo le planta cara, y hace su vida normal, y todos se acostumbran, y se olvidan de que tiene sus días contados. Así me pasó con una amiga, hace pocos años, que lo pasábamos tan bien aquellos ratos que compartíamos, que yo llegué a creer que no llegaría la ultima despedida. Y llegué a "enfadarme" con Dios, hasta que comprendí un poco más y mejor qué es la voluntad de Dios.

Ha sido desde hace pocos días, desde que recibió una citación en el juzgado, y la amenaza del desahucio se le ha aproximado tanto que, para evitarlo,  ha querido irse él antes, para que no tengan que echarlo…

No lo ha logrado, gracias a Dios. Aunque se encuentra desorientado, y tiene dificultad para articular las palabras, a consecuencia de los somníferos que tomó, hace dos días. Poco a poco se va dando cuenta de que está vivo, que no está en otro mundo, que somos nosotros, aquellas pocas personas que le intentaban ayudar para evitar aquello que él tanto temía, y a las que siente causar la menor  molestia.

Y lo que me dejó aún más admirado, fueron unas palabras suyas , que ya es la segunda o tercera vez que me las dice, bajito,  y eso sucede cada vez que se hace visible alguna forma de sufrimiento humano,  y eso sucede con una frecuencia y un  apremio inquietantes. Esas palabras son “… pienso de Jesucristo (mirando al crucifijo que tenemos en la oficina)”… él no entiende bien cómo un padre puede permitir que su hijo sufra tanto…

El Señor vive una soledad creciente. Soledad por la imposibilidad de entrar en relación con los suyos y con aquellos que Lo esperaban, por la imposibilidad de confiarse a ellos. Sufre por su aislamiento, en ellos, en nosotros, en mí. Sufre por la aparente simpatía de Pilatos, que no habiendo encontrado falta alguna en Él…, opta por lo más cómodo, eludiendo cualquier responsabilidad.

Via-sacra para crentes e não crentes, J. Nunes Martins, P. Pereira da Silva, Francisco Gomes.

domingo, 1 de marzo de 2015

Hambre de felicidad


José Luís Nunes Martins
https://www.facebook.com/jlmartins/posts/10203642727576301:0
28 de fevereiro de 2015


                                                        Ilustração de Carlos Ribeiro

Casi todos carecemos de una vida mejor… por eso buscamos nuevas y mejores formas de lidiar con el mundo, a la búsqueda de la felicidad que creemos merecer.

Necesitamos tanto de pan como de una vida buena. No siempre luchamos por ambas con la misma fuerza. Algunos se conforman y desisten de su felicidad. Esta hambre, que no cesa, corroe aún más el interior de los que la ignoran.

Somos el reflejo directo de aquello de lo que nos alimentamos.

Esta hambre buena de un mundo mejor ha de llevarnos a dar de comer  quien tiene hambre, viviendo la caridad de una forma  tan concreta como eficaz, tan humana como divina.

El hambre es un problema grave, a la espera de solución… a pesar de que ya estemos en el siglo XXI. ¿Cuánta riqueza fue, es y será resultado de condenar al hambre a otros? Se trata de una violencia silenciosa que se basa en la indiferencia. Un muro de silencio y oscuridad… que levantan los que escogen fingir.

Tal vez el hambre de amor verdadero sea una de las causas de este lento holocausto. Lleva a algunos a intentar saciar su hambre de felicidad con bienes materiales y no miran los medios para alcanzar eso que creen que les satisfará. Y tienen castillos con veinte cuartos donde su soledad es mayor que en cualquier otro lugar. Tiene muchas camas, pero no tiene paz ni sueño alguno. ¡Tiene de todo!¡Sólo le falta… lo esencial!

¿Cómo puede alguien ser feliz sin solidaridad ni comunión?¿Tendrá paz y conseguirá sonreír de espaldas al mundo?¿A dónde mirará?

Dejar de comer esto o aquello, al contrario de entristecernos, puede ser que en cierta forma nos permita comprender que somos capaces de dominarnos, que no tenemos que ser esclavos de nuestros apetitos más inoportunos, que podemos ser mucho más que un simple cuerpo que alcanza la satisfacción de sus necesidades.

¿Qué es esencial en nuestra vida?¿Qué no lo es?¿Por qué razón perdemos nuestro tiempo y nuestras fuerzas con lo que no lo es? A algunos les basta una hora o dos  sin comer para comenzar a valorar los alimentos que tiene a su disposición y que cree, la inmensa mayoría del tiempo, que son insignificantes y sin valor.

Hay quien –se imagina- llega a medir su riqueza por la capacidad que tiene de generar desperdicios…

Claro, cuántas veces sólo nos damos cuenta del valor de algo después de perderlo… o quedar privado de él, aunque sea de forma temporal.

Más que una persona aislada, cada uno es miembro de una comunidad. Nuestra responsabilidad va mucho más allá de garantizar nuestra subsistencia individual. Importa saber y sentir que somos parte de diversas familias… siendo la mayor de todas la humanidad. Tenemos obligaciones en cada una de ellas. Unos las asumen, otros no… como en cualquier familia.

Cuando mi existencia significa aliento y alimento para otra persona, estaré en el camino acertado… rumbo a lo mejor del mundo y a lo mejor de mí.


Es el egoísmo de unos lo que condena al hambre a otros. Basta que nos demos cuenta de que sólo es propiamente nuestro aquello que hubiéramos sido capaces de dar…