jueves, 26 de febrero de 2015

una mañana de sorpresas

Después de una temporada más o menos tranquila, y de ajustes tras el cambio de trabajador social al frente del proyecto en San Fernando, una mañana de sorpresas: 


Primero la que nos proporciona una persona especial, que a penas viene por la oficina, por no molestar o por vergüenza de que lo veamos como él mismo no quiere verse. Para verlo tengo que ir a buscarlo adonde él suele pedir para luego, además de comer, beber algo para olvidar y así poder dormir. Hoy por fin lo encuentro y me dice que ha  tomado la firme  decisión de volver a un centro de desintoxicación, ya está en la lista de espera, el número nueve tiene, así que pronto lo llamarán.

Además estuvimos comentando cosas de su aspecto comparado con el que traía hace unos pocos meses, recién abandonado el centro donde había pasado seis meses… tan excelente que algunos ni lo reconocían… y lloraba, cada poco se echaba a llorar, cada vez que mencionábamos a su hermano y otro “amigo” que abusan de él, de su buen carácter y que no es capaz de decir no. Y me sorprendió más por una confesión que me hizo, en voz baja, como un enamorado. Entonces yo le dije que por amor habían existido muchos caballeros y tenían un motivo para mejorar sus vidas… Le gustó escuchar esta comparación.


Un poco más tarde, la mala noticia,  no por esperada menos inquietante, era la citación en el juzgado de otro buen amigo nuestro, para informarle de las consecuencias de la deuda hipotecaria que pesa sobre su vivienda, o dicho de otro modo, ha visto aparecer con mayor nitidez el fantasma del desahucio. Por eso llegaba hoy sin aliento y con la cara desencajada. “A mí no me echan, antes…” Bueno, es la reacción justa de alguien que no encuentra el modo de satisfacer deuda ninguna porque lleva años buscando trabajo. Pero, ha sido capaz de aguantar, determinado a ir dando los pasos que sean necesarios para impedir que se materialice el maldito desahucio. Bien hecho.

Y la última sorpresa, más agradable, pues después de meses y de haber pasado por una larga hospitalización, en su silla de ruedas, reaparece el que en otros tiempos acudía día tras día y nos entretenía con su charla y su voz cálida y amable. Se le nota la huella de la enfermedad, pero en absoluto ha hecho  mella alguna en su carácter, ni en el ánimo y la capacidad de gestionar su vida de la manera más autónoma que le es posible. Tampoco ha hecho mella en su fe, no tardó en  contarme su última experiencia hospitalaria, él siempre ve una oscuridad, y luego todo es luz, envolvente, cálida, como su voz, seductora, limpia… Que te recuperes pronto.

domingo, 22 de febrero de 2015

Atropellados por el progreso, en seguimiento servil de sus señuelos:


Avanzamos a ciegas, a trompicones y a golpes, dejando por el camino innumerables víctimas inocentes a nuestro lado, pero no paramos.

Es como si alguien o algo estuviera jugando con los ciudadanos, como hacen los dioses griegos, por capricho:
radares delatores que acosan a todos los conductores, buenos y malos, todos son posibles delincuentes, por eso se les multa sin piedad; 
leyes injustas y discriminatorias, que intentan regular la vida íntima de los matrimonios, y lo que consiguen es fomentar  la división y el odio entre la pareja, entre padres e hijos, minando las bases de una sociedad estable y con la mirada puesta en el futuro, que es el de los propios hijos, a los que se debe un cuidado permanente;
los nuevos bancos rescatados, que cobran elevadas cuota de mantenimiento aunque en la cuenta no haya más que unos pocos euros que nunca llegan a fin de mes, porque provienen de pensiones no contributivas o de ayudas sociales, mientras los sueldos y pensiones de sus gestores son multimillonarios, y así crean paraísos fiscales para que los ricos puedan evadir impuestos o acumular fortunas inmensas;
políticos que hacen lo contrario de lo que prometen… hasta que la crisis  destapa sus mentiras, la inmensa corrupción, económica y moral a la que nos han conducido tan irresponsablemente, y que ha provocado el crecimiento del número de pobres en millones…

 Nos tientan y aún nos empujan a consumir de todo, sin tener en cuenta que los ingresos de muchos, cada vez más,  son demasiado insuficientes y se reducen progresivamente hasta llevar a las personas al agotamiento y a la indigencia... Parece como si quisieran ir conduciéndonos hacia una sociedad “gratuita” y satisfecha, en la que se pueda consumir sin esfuerzo ni trabajo (el cual se reserva para las máquinas y una parte de los hombres, que trabajan automáticamente según dictan los cerebros privilegiados, que no paran de innovar y producir), a costa de renunciar a la intimidad, a la libertad. “Todo por el progreso”

Así hemos creado, entre todos,  un mundo inhóspito, global y babélico, en el cual nadie escucha, y nadie se entiende con nadie, salvo algunos valientes que van contra corriente. ¿Cómo vamos a crear así sociedad, si no podemos contar con la colaboración  y el respeto mutuo? Hoy la palabra no vale, eso de “tener palabra” ya no saben muchos lo que quiere decir; claro, va en contra de “mis” intereses o de “mi” comodidad, que es “como un derecho que los demás deben respetar”… Empezamos por engañarnos a nosotros mismos cuando nos creemos lo que no somos, ya que para ser algo se necesita un reconocimiento ajeno y mejor si además nos aporta una utilidad recíproca para crecer juntos y en bien de todos. Hasta que el bien no sea de todos, estamos muy lejos de alcanzar la verdadera felicidad.

Las palabras del comentario a las lecturas del primer domingo de Cuaresma, del P. Augusto de Leitao, me facilitan la terminación de esta reflexión que me persigue desde hace mucho tiempo: “Señor, danos tu espíritu de discernimiento y de fortaleza, para que sepamos identificar el mal y combatirlo. Aumenta nuestra fe en la bondad de tu Evangelio. Padre, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.”


Tiempo de balance y de equilibrio


21 de fevereiro de 2015

                                                      Ilustração de Carlos Ribeiro


Para andar más y mejor, casi siempre es necesario parar. De tiempo en tiempo es importante cuidar de saber cómo están las bases de lo que somos, en qué punto de fuerza está nuestro equilibrio.

Será importante que consigamos analizar y evaluar lo que escogemos, qué respuestas damos al mundo, qué sueños orientan nuestros pasos.

Hay quien cree que la paz se alcanza vaciando la mente, otros prefieren un examen serio a cada pilar de su identidad y de su evolución en el tiempo.

¿Cuántas veces me equivoco y no percibo que mi buena intención no tiene los resultados esperados, porque no estoy atento a los medios que utilizo para la consecución?¿Cuántas veces me creo señor de la razón y lo único que tengo es una interioridad profunda?¿ Cuántas veces me entristezco por cosas que, en verdad, no tienen la menor importancia? ¿La opinión de los otros es por eso decisiva? ¿Por qué razón?

Nunca necesitamos tanto de la luz como cuando estamos lejos de nuestro camino. Nuestra inteligencia tiene la capacidad extraordinaria de dividirse y de mirar para nosotros mismos en los papeles de protagonista y de espectador. En cada momento yo soy el autor y actor de mi vida, pero también el único testimonio. El que asiste a todas las escenas de la propia vida…

La pregunta es sencilla: ¿Qué gobierna mi vida?¿Mi razón u otro factor cualquiera?¿cuál?

Podemos aprender al observar a otras personas, de forma simple y eficaz, de sus errores y sus aciertos, parece, no obstante, que con nosotros mismos, pocas veces sacamos conclusiones serias y valiosas respecto de nuestra vida, de los fracasos y de los triunfos. La disculpa más común es que nuestra vida es demasiado complicada, que los factores se entrelazan, al punto de ser imposible comprender todas sus relaciones y consecuencias… pero si lo conseguimos con facilidad con la vida de los otros, por qué no lo hacemos con la nuestra?¿O será que las conclusiones que sacamos de la vida de los otros son una mero deseo de sentir el poder de juzgar?

Existe un equilibrio fundamental que requiere un cuidado continuo en la evaluación de las fuerzas que se van a necesitar, debemos distinguir tan bien cuanto sea posible tres tipos de cosas: las que sólo dependen de nosotros; aquellas cuyo origen nos sobrepasa completamente; y las demás, aquellas que, dependiendo de nosotros, no controlamos  sino de forma parcial.

Después de la distinción, importa evaluar cuál es la relación que hemos tenido con cada conjunto. Sucede muchas veces que perdemos tiempo y energías en intentar dirigir lo que no depende en absoluto de nosotros. Así como a veces dejamos de decidir sobre lo que sólo depende de nosotros, entregando el resultado a la casualidad y quejándonos de nuestro triste destino…

La existencia humana será tan profunda como rica. La mía y la del otro. No hay vidas simples y lineales. Importa que seamos capaces de juzgar que nuestra vida es más de lo que pueda ser cualquiera otra. Somos todos valiosos y profundos.

Ser libre pasa por decidir y hacer, más que por las palabras. El silencio es esencial a quien quiere estar atento al mundo, a fin de encontrar el mejor espacio y tiempo para cumplir sus sueños.

Tal vez en la paz de la humildad, consigamos sentir menos desórdenes, no perdiendo tiempo en desear que los escenarios sean otros… disfrutando, sí,  de nuestro mundo tal como es… permitiéndonos incluso, en el límite, la alegría sublime de descubrirnos en el camino de ser quien somos, a pesar de todo. Tal vez no tan avanzados como nos gustaría, pero por eso puede ser señal de que tenemos futuro.

No somos lo que fuimos ni seremos lo que somos.


Cada uno de nosotros vive un compromiso entre lo temporal y el infinito, en un largo equilibrio entre el naciente y el océano.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Del Mensaje del Papa para esta Cuaresma


Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia,…Pero sobre todo es un «tiempo
de gracia» (2 Co 6,2).
Dios… Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos… Pero ocurre que cuando estamos bien … Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje:  la globalización de la indiferencia.

Pero Dios no es indiferente al mundo…En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra… Y la Iglesia es como la mano que tiene abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, el testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6).

Sin embargo, el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a través de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él. Así, la mano, que es la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida.

El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación:

1.- «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26)

Pedro no quería que Jesús le lavase los pies… Este servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen "parte" con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre.

La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo…, en particular en la Eucaristía …nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo...

La Iglesia es communio sanctorum,… Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo también por quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas…

2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9)

Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso superar los confines de la Iglesia visible en dos direcciones.

A.- Uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración...
…Hasta que esta victoria del amor no inunde todo el mundo, los santos caminan con nosotros, todavía peregrinos…. Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es para nosotros motivo de fuerza para superar tantas formas de indiferencia y de dureza de corazón.

B.- cruzando el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera… La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a cada hombre, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8).

Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia.

3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) –
 ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia?

- orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial… La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia —también a nivel diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración.

-podemos ayudar con gestos de caridad…

- El sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión…

… resistir a la tentación diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos.

Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: "Fac cor nostrum secundum Cor tuum": "Haz nuestro corazón semejante al tuyo" (Súplica de las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia.

Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen los guarde.
Vaticano, 4 de octubre de 2014
Fiesta de san Francisco de Asís
FRANCISCUS PP.


domingo, 15 de febrero de 2015

La culpa de la soledad


José Luís Nunes Martins
https://www.facebook.com/jlmartins/posts/10203564994473022:0
14 de fevereiro de 2015
                                                  Ilustração de Carlos Ribeiro

¿D quién es la culpa cuando se está solo? ¿De quien está sin nadie o de los que no se aproximan a él? Será fácil decir que son todos y, más fácil aún, que es sólo de quien se aísla y cierra la puerta. Difícil es así mismo asumir esa culpa.

Hoy el respeto por el espacio del otro sirve de disculpa a la falta de buena voluntad. Es necesario invertir mucho tiempo y cuidado, ya que estas puertas no se pueden echar abajo. Es preciso sensibilidad e inteligencia para saber el momento cierto de abatir la puerta… y, después, esperar. Sin prisas. A veces, mucho tiempo…

La soldad forzada es la tierra de los miedos, que crecen fuertes y de manera desordenada, destruyendo las esperanzas. Hay incluso quien, de este modo, se cree despedido de su propio futuro. En este silencio frío, una palabra, una sonrisa, un simple gesto de simpatía pueden significar un alivio de la carga y hasta invertir la espiral de violencia contra sí mismo. En las soledades perdidas, la fragilidad humana y la dependencia de afectos son mucho mayores.

Para quien está solo y mira al mundo desde las lágrimas, los días son noches sin fin. Las puertas se cierran, muchas veces, sólo para que no entre más mal. Para alejar a los que creen que con un toque de magia todo se convierte en un paraíso. Son los peores. No quieren siquiera percibir… que la paciencia envuelve la resistencia en un sufrimiento constante, que tener esperanza en la angustia es casi imposible… que oír a alguien decir siempre que la culpa de la oscuridad es sólo nuestra duele mucho… demasiado… Flagelo sobre flagelo, porque, en verdad, no sólo es nuestra, es reducir todo a una sola causa y no tener el respeto y la humildad de querer saber lo que doy a quien está solo. Si la solución fuese simple y dependiese sólo de nosotros ya no estaríamos sufriendo.

No estamos solos. Podemos estar solos, pero nuestra esencia necesita del otro. De alguien. Necesitamos compartir lo que somos y lo que son otros. Quien se cierra en sí mismo por creerse en un plano diferente de aquel donde están los otros, se condena a una pobreza de espíritu. Quien abandona a los otros por miedo a sus dolores, se aparta de la felicidad.

Es precio derribar los muros entre el otro y yo. Todos. Llamar a las puertas de los que  están encerrados, escondiendo y conteniendo mil sufrimientos. Con paz, paciencia y atención, pedir ayuda cuando no somos capaces. Procurando mirar, las manos y los hombros de quien nos puede ayudar a cargar nuestra cruz…


¡Que nadie condene a nadie a la soledad! Nunca como hoy hubo anta gente aislada. Triste y agraviada por un mundo que se cree a sí mismo confortable y en buen camino… llevar calor a quien se siente infeliz es tan difícil como importante. Para el otro y para mí mismo. Ser quien soy pasa por ir al encuentro del otro. Al fortalecer su corazón vacío, estoy creando un mundo mejor para él y para mí. Si alguien puede hacer todo solo, la verdad es que si cada uno hiciera lo que le es posible… todo puede ser hecho!


Es esencial que yo sea capaz de salir de mí mismo, poniéndome detrás, con humildad, reconocer que el otro puede tener problemas más serios que los míos, e ir allá, donde él está, donde él tiene los dolores, respetándolo, garantizándole que no está solo… mostrándole que sus sufrimientos pueden ser indiferentes para el mundo, peo no para mí.

lunes, 9 de febrero de 2015

Un cambio – el mismo camino



                                                     Ilustração de Carlos Ribeiro

Dejaré de escribir en el jornal i.

En abril de 2011 comencé a publicar una crónica semanal en este diario. En ese momento, no podía siquiera soñar que llegaría aquí. Fueron 195 crónicas seguidas, sin que por una sola semana hubiera dejado de entregar una nueva reflexión.

De estas crónicas ya fueron editados dos libros: Filosofías, en septiembre de 2012, y ya va la 3ª edición; y, Amor, silencio y tempestades, a finales de noviembre de 2014, ya va la 2ª edición. Nada de esto hubiera sido posible sin la generosidad de todos cuantos van leyendo lo que escribo cada semana y, de esa forma tan simple cuanto eficaz, me da fuerza, aliento y razón para continuar.

No fue fácil construir este camino. Crónicas respecto a temas de más interioridad que actualidad, que remiten a una construcción interior y no tanto a análisis sociales y políticos del mundo en que vivimos. Siempre ilustradas de forma que la propia imagen es como un párrafo más que contribuye a la defensa de la tesis principal expuesta…y, claro… siempre muchos… muchos… puntos suspensivos… espacios y tiempos para que cada lector coloque – allí - lo que en sí mismo tiene sentido… o… el silencio que pretende construir.

Muy agradecido a los lectores de i. Hicieron posible y real el punto en que me encuentro y que es, de hecho, muy bueno. Aprendí y recibí mucho más de lo que di.

Agradezco,  mucho, a todos los que trabajan y trabajan, dando lo mejor de sí al diario i. Sin su comprensión y ayuda hubiera sido muy fácil que me hubiese perdido en la construcción de este camino.

Agradezco, mucho, a quien me ayuda (tanto) en la revisión (y enriquecimiento) de los textos…

Agradezco, mucho especialmente, a todos los lectores que, a pesar de los fallos, de las frases y de los párrafos –a veces, incluso crónicas enteras- sin mucha inspiración… continúan leyendo lo que escribo, ¡llegando algunos a considerar que mis faltas se deben a su entendimiento y no a mis limitaciones!

Creo que el valor de un texto depende tanto de la forma como es leído como de su contenido concreto. La bondad y la generosidad de quien lee son esenciales.

Agradezco  Carlos Ribero, amigo que me compaña desde el principio, que ilustra de forma genial, aceptando mis sugerencias con una gentileza tal que hace que siempre parezca todo más sencillo y nunca tiene problema en responder a los desafíos más extraños y difíciles…

Tengo, en este momento, varios proyectos para escribir que intento concretar.

Todavía este mes, Paulus publicará un libro diferente, escrito por Paulo Pereira da Silva y por mí: Via-Sacra para Crentes e Não-Crentes, donde presentaremos para cada una de las 14 estaciones dos reflexiones: una para creyentes y otra, diferente, para no creyente. El libro está ilustrado con fotografías sublimes de Francisco Gomes.

Pero más que este o aquel proyecto, tengo voluntad de escribir, de continuar siendo leído y construir –sin parar- este que es el rumbo de mi vida.

Buscando el equilibrio perfecto, a veces son necesarios grandes cambios para que podamos continuar construyendo y avanzando por el mismo camino…

Quiero y confío que, de una forma u otra, nos hemos de cruzar de nuevo. Tarde eso mucho o poco.

Por mí, no dejaré de escribir, ni de publicar.

Agradecido… Mucho.

 (NOTA IMPORTANTE a los lectores vía Facebook:
En mi perfil de Factbook tengo la intención de mantener, sin interrupción, la publicación de un texto por semana… así, el próximo sábado espero y cuento con presentar una nueva reflexión a quien aquí sigua aquello que voy escribiendo!)

domingo, 1 de febrero de 2015

Cada hombre es un proyecto… divino



Nadie fue ayer,
ni va hoy,

ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino

que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol...
y un camino virgen
Dios.
(León Felipe)


Cada hombre es un proyecto divino, por eso apasionante,  misterioso y atrayente; ejerce una
atracción tal, que eleva la vida y la empuja hacia adelante, es admirable en todas sus manifestaciones, tan diferentes como personas existen, han existido y existirán, “no  cae un solo cabello, sin que el Señor lo sepa”. Cada uno es digno de respeto, un respeto sagrado, por más desorientado o maltratado que se encuentre. Llegará el momento en que un samaritano descienda hasta él y se haga cargo de su cuidado…

Todos los hombres somos imprescindibles para la salvación de todos y de cada uno, pues un proyecto divino no puede ser contrario o enemigo entre sí; su desarrollo produce una armonía  generadora de la verdadera paz, que es eterna, y que vence los obstáculos de este mundo, por muy escarpados y crueles que se presenten.

Un proyecto alimentado por la verdadera Sabiduría, que en todas las épocas se encarna en testimonios de su búsqueda incesante, insaciable hasta el  encuentro cara a cara, y que nos facilita héroes, maestros, modelos admirables, unos en el éxito y otro en el fracaso…

Así se ha desarrollado tan espectacularmente la humanidad, aunque no hemos actuado siempre como dice el autor inspirado: “Aprendí la Sabiduría sin malicia, la reparto sin envidia y no me guardo sus riquezas. Porque es un tesoro inagotable  para los hombres: los que la adquieren se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda”. (Sab. 7, 13-14) Y en otra parte dice: “La Sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y de buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia” (Santiago 3, 17-18)

Por más que le pidamos a esta sociedad que sea perfecta, que  colme todas nuestras
necesidades, deseos y aspiraciones, nunca lo vamos a lograr si no actuamos conforme a esa Sabiduría, que nos permite mirar desde y hacia  un horizonte universal, infinito, luminoso, cuya contemplación  causa ya una  satisfacción anticipada. Todos somos hijos de Dios, y como tales tenemos ese don que permite atisbar  la verdadera felicidad, que no tiene fin. Todos somos ciudadanos, y por eso tenemos que aportar lo mejor de cada uno para que la sociedad se beneficie, y sea así un aprendizaje y un anticipo de la verdadera felicidad.

Termino con el salmo 138: “Señor, Tú me sondeas y me conoces; / me conoces cuando me siento o me levanto, / de lejos penetras mis pensamientos.../ todas mis sendas te son familiares. /Señor, sondéame y conoce mi corazón, / ponme a prueba y conoce mis sentimientos, / mira si mi camino se desvía, /guíame por el camino eterno”.


La honra, no la gloria


Por José Luís Nunes Martins

publicado em 31 Jan 2015 - 08:00      http://www.ionline.pt/iopiniao/honra-nao-gloria/pag/2


                                                           Ilustração de Carlos Ribeiro

Mi honra no depende de la opinión de los otros. Es una cualidad personal que depende sólo de mí. Se funda en mis acciones y sólo de ellas depende. Puedo honrar a alguien, pero no puedo contribuir a su honra, sino a través de mi ejemplo.

El mérito que resulta del ejercicio de las virtudes (y de los deberes) no es algo que obtenga siempre la estima o la admiración ajena, muchas veces el resultado es precisamente el opuesto: indiferencia y desprecio. Pocos se llevan bien con quien hace lo que ellos no hacen, pero debían.

Quien espera el reconocimiento de la multitud vive en un plano donde nada es lo que parece, ni, por supuesto, la admiración. Para la multitud, hoy, las apariencias valen mucho más que la verdad.

A veces, en un contexto formal, nos referimos a otros utilizando la fórmula Vuestra Excelencia, al mismo tiempo que la mayoría de nosotros no tiene la menor idea de la verdadera excelencia de esa persona, de lo que será capaz, si es honrada o… si ya no lo es.

Es comprensible que deseemos de ser tenidos en buena estima por nuestros semejantes y por los que están más próximos, queremos merecer su aprecio y estar a la altura de la dignidad de su atención. Pero es esencial buscar siempre la honra, nunca las honras.

Ser responsable pasa por tener siempre presentes los fundamentos de lo que escogemos ser, las respuestas a las preguntas sobre el por qué y el para qué de nuestras decisiones… debemos ser íntegros y consistentes. Aunque eso nos cueste el sacrificio de la reprobación de las opiniones ajenas.

La honra es la práctica de la virtud, no es una vanidad. Se trata de algo que se conquista con mucha dificultad, pero que se puede perder con la mayor de las facilidades. Nos cabe a cada uno de nosotros construir y velar por su honra. Sabiendo que nuestra propia existencia es, en sí misma, un premio enorme, que se constituye como un pilar fundamental de una dignidad que no depende de nadie más. Mantener la honra de luchar por ser lo mejor que podamos y debamos ser, es más importante que conquistar las más ilustres glorias mundanas.

A veces la honra resulta herida. Basta un simple descuido y el daño puede ser trágico… pero, aún así, cumple a quien la perdió luchar por reconquistarla. Restableciendo lo que es. Alcanzando lo que pueda. Llegando a ser todo cuanto debe.

La honra de alguien vale más que cualquier fama. Resulta de la voluntad de ejercer sus talentos y cumplir el deber de ser virtuoso, en un mundo donde las modas, reglas y premios no están en consonancia con la verdadera excelencia.

La reputación, las venias son siempre realidades pasajeras, el mundo las da y las retira, en una lógica infantil que no es sino un juego de humores superficiales, momentáneos y sin el menor fundamento profundo.

Nuestra existencia es toda ella un conjunto de enorme sorpresas, conviene mucho tener la capacidad de comprender que vivimos en un mundo que nada nos debe…

La actitud correcta ante la vida es la humildad absoluta… lo que somos y todo cuanto tenemos son dádivas puras, que nos llegan sin que se espere nada a cambio…  ser capaz de disfrutar de ellas, aceptando su completa temporalidad, es ver la vida a la luz de la verdad.

Que en cada uno de nuestros días no falte el agradecimiento y la súplica.

En mis noches más oscuras, que yo no olvide que mi mayor honra es ser quien soy y poder retribuir la gratuidad de este don de la vida, siendo dádiva para la vida de los otros.


La existencia es una limosna. Un don inmerecido. Que será sólo para quien lo supiera acoger y fortificar… con verdad y honra… pero sin garantía ninguna.