sábado, 22 de febrero de 2014

Más allá del hoy

jornal i
22 fevereiro 2014
http://www.ionline.pt/iopiniao/alem-hoje
                                                        Ilustração de Carlos Ribeiro


Cada vez más se vive el momento. Huimos del pasado y tenemos miedo al futuro, lo que implica que nos vemos  forzados a vivir un presente demasiado pequeño

Los tiempos de descanso deben ser ocasión de trabajo interior. Pero, va siendo cada vez más raro encontrar gente con memoria, así como también es raro encontrar personas con discernimiento suficiente para comprometerse en proyectos a largo plazo.

Se navega a la vista… sin riesgos, sin éxitos ni fracasos… sin sentido. Vamos dando las respuestas mínimas al mundo y a los otros, en vez de ser protagonistas de nuestros sueños y héroes a pesar de nuestras derrotas.

El pasado y el futuro no son mentira. Son partes de la verdad. Soy lo que fui y lo que seré. Una identidad que vive en el tiempo, una coherencia que se construyó a través de diferentes espacios y tiempos, amando lo que hay de eterno en cada momento. Elevando el espíritu por encima de la realidad concreta de este mundo.

Una existencia auténtica –una vida con valor- se construyó con una estructura sólida, equilibrada y abierta a horizontes más distantes en términos temporales. Un presente mayor, con más pasado y más futuro. Seremos quienes somos, con los ojos abiertos.

No debemos vivir día a día, pero sí semana a semana, mes a mes, año a año… necesitamos asumir que nuestra vida es tan bella como enorme, huyendo de la lógica triste de intentar aprovechar cada día como si fuese el último… ¿ no será nuestra vida  mucho mayor y más profunda que eso?

Sin referencia al pasado y sin responsabilidad ante el futuro, el momento no es presencia, es ausencia.

sábado, 15 de febrero de 2014

Próximo, ni lejos ni demasiado cerca



Por José Luís Nunes Martins
publicado em 15 Fev 2014 - 05:00

Ilustração de Carlos Ribeiro


Es igualmente difícil admirar y promover el bien de nuestro hermano, de nuestro colega de trabajo, de nuestro compañero… pero es por ahí por donde se empieza a cambiar el mundo.

Nos es siempre más fácil cuidar de quien no está próximo… todo se pasa como si no tuviésemos obligación alguna de conquistar y cuidar de los que viven  aquí mismo, de los que conozco. Como si nuestra familia fuese un hecho consumado, adquirido y asegurado. Somos capaces de invertir horas  en animar a una amistad a distancia, al mismo tiempo que nos saturamos con una simple pregunta, o gesto de ternura de aquella persona con quien estamos todos los días…

En el polo opuesto, encontramos relaciones que se anulan en cuanto estrechan demasiado las distancias, aniquilando las diferencias que eran su riqueza. Es esencial  que se reconozca al otro el derecho y el deber de ser quien es, de forma independiente y auténtica, sin que ninguno interfiera en eso.

No nos gustan tampoco los profetas de nuestra tierra… no es nada fácil ni corriente que admitamos que aquella persona que está allí, que conozco, cada día es, en verdad, mucho mejor de lo que solemos juzgarla. Como si el reconocimiento de su grandeza nos disminuyese, cuando, tantas veces, su talento se debe también a nosotros… a pesar de todo!

Amar es aproximar. Hacer próximo a quien está más lejos. Dar más espacio a quien esté demasiado cerca. Crear lazos de familia. Hacer el camino de vida en paz y armonía, con quien sigue a nuestro lado. Aceptando que habrá siempre escenarios que, a lo lejos, nos parecen mucho mejores…

La pérdida repentina de alguien próximo encierra, muchas veces, la tragedia adicional de revelar nuestra culpa por no haber sido capaces de hacer lo posible por su felicidad… sólo en estos escenarios algunos se dan cuenta de la belleza de la bondad de quien estuvo siempre allí… invertimos tanto tiempo en cosas que no tienen valor alguno… robándolo a quien lo merece… privándonos de ser mejores.

Es igualmente mucho más difícil admirar y promover el bien de nuestro hermano, de nuestro colega de trabajo, de nuestro compañero… pero es por ahí por donde empieza a cambiar el mundo. Creando lazos verdaderos con quien nos es próximo. Entregando lo mejor de nuestra voluntad a los que están al alance de nuestra mano.

Debemos prestar atención a las novedades de los que conozco, abriendo nuestra inteligencia (y nuestro corazón) a la abundancia singular que cada día trae a cada vida…
Esto en vez de dejarnos encantar y engañar por personas nuevas que, tantas veces, poco más tienen a su favor que nuestro desconocimiento de su verdad…

Soñamos encontrar alguien extraordinario, llegado de un cielo cualquiera, que nos de acceso a una felicidad sin dificultades, una especie de perfección preparada para vivir. Soñamos que sólo así llegaremos a ser quien somos… cuando, verdaderamente, nuestro valor depende de lo que seamos capaces de alcanzar por el coraje de nuestro esfuerzo… la conquista es sólo el primer paso del  largo, doloroso y esencial camino del amor.

Importa derribar las barreras del egoísmo y superar las distancias  que nos separan  de los que están aquí. Abrir espacio y tiempo al amor.

Tal vez nos disguste que aquellos que nos conocen, sepan lo peor de nosotros… que no se dejen maravillar por nuestras cualidades… pero, ¿no será que conocen nuestra capacidad de amarlos?

Proximidad no es invasión de  intimidad… amar no es atar… es dejar ser y admirar. Perfeccionar no es conformar a  nuestra imagen…

Amar es aproximarnos y mantenernos próximos… vivir juntos la aventura de ir dándonos la mano  y de ir creciendo así… cogidos de la mano. Procurando perdonar más que ser perdonado.

Es preciso protegernos unos a otros en el corazón de nuestras familias, aunque no sea lo normal… la familia es aquella casa donde todas las puertas están todas abiertas… donde hay siempre respeto, aún cuando el amor parece imposible

sábado, 8 de febrero de 2014

Corazón que escucha



José Luís Nunes Martins
jornal i
8 fevereiro 2014
http://www.ionline.pt/iopiniao/coracao-escuta


Ilustração de Carlos Ribeiro



Todo hombre debía ser capaz de estar en silencio y escuchar. Sólo así se consigue abrir espacio en el interior para acoger la presencia del otro. La paz que permite conocer los secretos y misterios de las raíces profundas del pensar y del amar.

La verdad está más cerca de los que anulan las palabras, pues así tienen los sentidos más despiertos y atentos a las señales que susurra el sentido de todo… sin los grandes equívocos comunes a los discursos cargados de adjetivos y oscuridad.

Quien se recoge en su corazón se encuentra. Tal como es… una esencia que no se basta a sí misma, que se abre… que espera por otra esencia que la pueda libertar…

Es en mi corazón donde me encuentro y sólo ahí puedo ser encontrado… Mi voz es, tantas veces, nada más que la primera barrera que opongo a la voz de otros, impidiéndole llegar más hondo, hasta su corazón… y al mío.

Sólo cuando estoy callado oigo latir mi corazón. En vez de las palabras dichas al ritmo incierto de una urgencia exterior, en mi interior late una cadencia que es  sólo mía y que, en el silencio, se deja oír y me muestra quien soy…

Nuestras vidas encierran, en el fondo, una pregunta: ¿Es a partir de aquello que soy con  lo que intento hablar y  presentarme a los demás? ¿O es a partir de las palabras con las que me presento a los otros como tengo que ser aquello que ellas dicen?

Las dos, dirá algún sabio, para conocerse a sí mismo, en cuanto parte del mundo –y no como algo ajeno a él-. Que se conoce, sin embargo, porque oye en el silencio el latir de su corazón; y porque, oyéndolo, oye en silencio el latir del corazón de los otros; y oyéndolos, oye en silencio el latir del corazón de todas las cosas… y todos laten en armoniosa diferencia. Todos tienen algo que decir, pero no unos contra otros… se manifiestan, no para imponer y excluir… se presentan tal como son, exponiendo lo mejor de sí y su necesidad de lo mejor del otro…

Sólo el otro puede liberar. Sólo el otro puede ser lo mejor y el fin de mí…

Nunca como hoy el mundo estuvo tan lleno de cosas momentáneas, pero tal vez por eso mismo, nunca como hoy se tenga tanta ansia de lo infinito, por lo eterno… por Dios.

Necesitamos aprender a vaciarnos de lo que no es tan bueno en nosotros mismos, para que se abra el espacio a lo mejor que tenemos y pueda crecer… con la ayuda de otro. Con la humildad sabia de quien escucha… de quien tiene la paz  para aceptar un consejo, la sabiduría de escuchar la verdad que hay en cada cosa sencilla… el discernimiento absoluto de aceptar que no tenemos a Dios en el corazón, sino que… vivimos en el corazón de Dios.


En la palabra silenciosa se recuerda, se pondera y se sueña mejor… todos los tiempos precisan de un espacio en nosotros… ¡y de poco barullo! Seremos tan grandes cuanto el silencio con que fuéramos capaces… de abrir las puertas del corazón.

Quien sabe sentir conoce el secreto de la quietud… sabe que el amor se dice siempre mejor cuando se evitan los caminos de las palabras. Cuando se escoge hacer en vez de hablar…

Aunque muchas veces acusamos a otro de mudez que no es, al final, sino nuestra falta de voluntad de escuchar

Quien quiere ser feliz escucha. Y, atento, reconocerá el momento adecuado… no para  hablar, sino para hacer. Hará en paz, porque sabe quien es. Amará absolutamente.

El amor que no cabe en tres romances, puede vivir en el pecho de dos personas… cabrá en un beso, en un solo corazón que reza, en una oración que brota… En una oración en que se escuchan dos silencios.

miércoles, 5 de febrero de 2014

DEL MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2014



Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza (cfr. 2 Cor 8, 9)

Queridos hermanos y hermanas:

Con ocasión de la Cuaresma os propongo algunas reflexiones, a fin de que os sirvan para el camino personal y comunitario de conversión.

La gracia de Cristo
  • las palabras de san Pablo, ante todo, nos dicen cuál es el estilo de Dios: «Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza» (2 Cor 8, 9), Cristo, el Hijo eterno, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre; descendió en medio de nosotros, y no duda en darse y sacrificarse por las criaturas a las que ama.
  • La finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en sí misma, sino —dice san Pablo— «...para enriqueceros con su pobreza». es una síntesis de la lógica de Dios, la lógica del amor, la lógica de la Encarnación y la Cruz.

¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece?
  • Es precisamente su modo de amarnos:
      + Se hizo carne, cargó con nuestras debilidades y nuestros pecados,    comunicándonos la misericordia infinita de Dios.
     + Su confianza ilimitada en Dios Padre, como lo es un niño que se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar ni un instante de su amor y su ternura.
     + El hecho de ser el Hijo de Dios Padre. Cuando Jesús nos invita a tomar su “yugo llevadero”, nos invita a compartir con Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito (cfr Rom 8, 29).

Nuestro testimonio
  • Podríamos pensar que este “camino” de la pobreza fue el de Jesús, mientras que nosotros, que venimos después de Él, podemos salvar el mundo con los medios humanos adecuados. No es así. En toda época y en todo lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvando el mundo mediante la pobreza de Cristo.
  • A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas.
  • La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza.
  • Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual.
  • La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana. Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su servicio, su diakonia, para responder a las necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad.
  • Nuestros esfuerzos se orientan asimismo a encontrar el modo de que cesen en el mundo las violaciones de la dignidad humana, las discriminaciones y los abusos, que, son el origen de la miseria.
  • No es menos preocupante la miseria moral, que consiste en convertirse en esclavos del vicio y del pecado. ¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros —a menudo joven— tiene dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! ¡Cuántas personas han perdido el sentido de la vida, están privadas de perspectivas para el futuro y han perdido la esperanza! Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud. En estos casos la miseria moral bien podría llamarse casi suicidio incipiente.
  • Esta forma de miseria, siempre va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor. Si consideramos que no necesitamos a Dios, que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de fracaso.
  • El Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria espiritual: en cada ambiente el cristiano está llamado a llevar el anuncio liberador de que existe el perdón del mal cometido, que Dios es más grande que nuestro pecado y nos ama gratuitamente, siempre, y que estamos hechos para la comunión y para la vida eterna. Unidos a Él, podemos abrir con valentía nuevos caminos de evangelización y promoción humana.
  • Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico. La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial.
  • Que el Espíritu Santo,  sostenga nuestros propósitos y fortalezca en nosotros la atención y la responsabilidad ante la miseria humana, para que seamos misericordiosos y agentes de misericordia. Con este deseo, aseguro mi oración por todos los creyentes. Que cada comunidad eclesial recorra provechosamente el camino cuaresmal. Os pido que recéis por mí. Que el Señor os bendiga y la Virgen os guarde.
Vaticano, 26 de diciembre de 2013
Fiesta de San Esteban, diácono y protomártir
FRANCISCO


domingo, 2 de febrero de 2014

La verdad entre las mentiras


 José Luís Nunes Martins

Ilustração de Carlos Ribeiro


Hoy es necesario filtrar todas las informaciones que nos llegan.Nuestra felicidad depende de la capacidad de distinguir el bien en medio de los males, de que encontremos lo esencial entre tantas superficialidades. 

Durante siglos, el conocimiento se buscaba, había que recorrer largos caminos y esperar pacientemente para tener acceso a lo valioso. La escasez de fuentes y recursos garantizaba que, en la mayor parte de los casos, lo poco que existía era de excelente calidad.Hoy es diferente. Hay una producción brutal de informaciones a partir de fuentes de todos los tipos. Hay demasiados contenidos… 

Antes, era necesario salir de casa en busca de lo importante, hoy, sólo se precisa entreabrir la puerta… pero sólo y solamente en el momento adecuado… so pena de que tengamos la casa inundada de inmundicias. 

En pocos años, se pasó de una escasez de informaciones valiosas a una abundancia inimaginable de contenidos dudosos.

En el mundo actual, casi todas las informaciones están disponibles… pero mezcladas, y tantas veces contaminadas, en montañas de ignorancia disfrazada de sabiduría. Los caminos errados son siempre muchos. 

Había poco y ahora hay mucho, aunque no se juzgue que las circunstancias mejoraran… pues solamente se pasó de una forma de pobreza a otra, más disfrazada. De una ignorancia a otra, más refinada.

Las generaciones más jóvenes viven en un mundo diferente de aquel donde los más viejos crecieron. Estos, más experimentados, también debido al mayor número de errores acumulados, deben actuar de forma sabia y urgente a fin de llegar a los más jóvenes a tiempo de ser referencias concretas, faros, alguien que a través de su ejemplo de vida revele el criterio con el cual se filtra la verdad de entre las apariencias… la llave con la cual se puede descifrar este enigma de incultura abundante

Es una señal de los tiempos esta enorme abundancia y hartura, revelan este vicio de consumir lo que no se disfruta, estas montañas de todo, que cada día se acumulan, no bastan y  nunca serán suficientes… por mayores que sean…ya que hay, en el fondo de los hombres de hoy un hambre cada vez más evidente de… verdad.

Una de las estrategias más eficaces para la resolución de este problema es algo simple: ayuno.

 Cuando alguien se priva, de forma voluntaria, de casi todo cuanto tiene por hábito consumir, poco tarda hasta comprender que hay necesidades de varias categorías. Con un ayuno serio, las necesidades más básicas se vuelven más evidentes y los bienes que las satisfacen preciosos, al mismo tiempo que los otros deseos, más superficiales, se desvanecen y los bienes que los satisfacían pierden su encanto.

Cuidado. Ayuno absoluto es ayuno absoluto. Comenzar por una privación selectiva sólo de las cosas superficiales puede tener efectos opuestos a lo que se pretende, porque puede provocar la creación de una necesidad aún  mayor de algo que no tiene valor, no mostrando la línea que separa lo indispensable de lo accesorio. Sólo alguien privado de todo comprende lo que tiene valor de fondo y lo que no lo tiene…

 Después de un ayuno serio, por más breve que sea, pasaremos entonces a una vida más reglada y sabia, porque hemos renunciado a lo que se reveló no fundamental. No será un ayuno selectivo, sino sólo una vida buena. Permitiendo que los anteriores excesos puedan ahora llegar bajo la forma de dádiva a la vida de otros que no tienen lo esencial.


 Hoy, más de lo que nunca ha importado, debemos ser capaces de una meditación seria de nuestras necesidades reales, una verdadera educación de los deseos… a fin de levantar nuestra propia felicidad y constituirnos  en una referencia  para aquellos a quien queremos instruir, en el sublime arte de construir, entre tantos yerros, el camino cierto, que ¡casi siempre es el más duro, pero el único que dura y vale una vida entera!